lunes, 27 de octubre de 2014

VUELTA AL GYM

Ahora que ya sé qué cosas necesito incorporar a mi rutina diaria, y cuáles debo desechar, me he aplicado el cuento y, entre otras cosas, me he apuntado al gimnasio. Tampoco es que llevase tanto tiempo sin hacer ejercicio. He estado yendo todo este año ya que con la excusa de la boda necesitaba ponerme un poquito en forma. Lo que pasa es que entre la luna de miel, el veranito y tal pues como que lo había dejado de lado.

De momento estoy haciendo cardio, y ya cuando me vea mejor de forma física retomaré las clases de Zumba Step que me divierten muchísimo pero me dejan agotada. Se me había ocurrido empezar a hacer yoga o pilates que he leído que son dos disciplinas que vienen muy bien practicarlas antes y después del embarazo, e incluso durante el mismo, siempre bajo supervisión profesional. En el gimnasio de al lado de mi casa pagas una cuota mensual y además de máquinas y asesoramiento por parte de entrenadores y monitores, hay un montón de clases a las que se puede ir.
Me da mucha envidia la gente que hace spinning, pero me parece una clase durísima y no me veo capaz de aguantarla, por lo que yo me conformo con una horita de elíptica o de bicicleta de estas que tienen un asiento súper cómodo donde apoyar la espalda.

He empezado con mucha motivación, sólo espero que me dure, aunque el primer día de gym fue como si me echaran un jarro de agua fría. Un entrenador se ofreció a realizarme la valoración física, como ellos lo llaman. Hubiese preferido una entrenadora, porque eso de que te pese y te mida la grasa corporal (con un aparatito que sujetas con las manos) un hombre me incomoda. El caso es que no me dijo nada que yo no supiese ya. Básicamente que debería perder algo de peso, incrementar mi masa muscular que debe ser casi nula, reducir mi grasa corporal que debe ser importante, y acelerar el metabolismo que tengo, que se corresponde con el de una mujer con 15 años más. No sé cómo calculan eso, yo sólo se que vi un montón de gráficas y ¡me ponía una edad física que no se correspondía con la mía! También me aconsejó que me comprase un pulsómetro ya que cuando una persona tiene una vida bastante sedentaria, en cuanto comienza a realizar un ejercicio moderado las pulsaciones se disparan.

Los primeros días no hice caso, y como las máquinas tienen unas superficies donde apoyar las manos y te indican los latidos por minuto pensé que con eso bastaba, ¡pero es que me llevaba cada susto! Pasaba de tener 120 lpm a 200 de un momento a otro. Finalmente me hice con un pulsómetro en Decathlon y estas fluctuaciones tan enormes no se han vuelto a producir, así que doy por hecho que eran las máquinas las que  estaban mal.









Este es el pulsómetro que me recomendaron. Existe también en color rosa, yo lo compré en gris por si algún día lo tenía que usar mi marido.


Pero aún así me he informado con mi médico de cabecera y con los monitores del gym y coincidían en que una persona puede llegar a 200 pulsaciones por un ejercicio intenso, un “susto” o simplemente por pensar en alguna situación que genere estrés. En ese momento lo mejor es parar o tranquilizarse porque no es bueno tener las pulsaciones tan altas. Para conocer nuestra frecuencia cardíaca máxima teórica éste es el cálculo que hay que hacer:

FC Máx = 220 - EDAD. En mi caso: 220-29=191 latidos por minuto

Para realizar ejercicio lo mejor es que demos el 80% o 90% de nuestra FC Máxima:

80% FC = 80% * 191 = 152 lpm 
90% FC= 90% *191 = 172 lpm

No conviene sobrepasar la FC Máxima durante el ejercicio, pero tampoco debemos asustarnos si ocurre puntualmente, con bajar el ritmo bastaría.


¿Y vosotras qué deporte practicáis para estar en buena forma?

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